Esta obra de comienzos del XX introduce un elemento de novedad y modernidad en la arquitectura civil de Esteribar. La imagen de este puente metálico, que consta de un vano con fuertes vigas de celosía, nos traslada a otra época más reciente e industrial, e inevitablemente trae a la memoria el de Sangüesa. Esta técnica tuvo un desarrollo importante en la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX por las ventajas constructivas que presentaba (resistencia, facilidad de montaje…).
Cerca de este puente encontramos otro que la Institución Príncipe de Viana declaró monumento histórico-artístico. Construido en piedra, seguramente en época medieval, tiene dos ojos de medio punto peraltados y un potente tajamar. Aguas arriba, en la ribera izquierda, hay un búnker presumiblemente perteneciente a la Línea Pirineos o Línea Pérez (1944-1957).